22 septiembre 2008

Peter Capusotto

Pensando en voz alta II


En el post anterior dimos cuenta de lo que, a mi modo de ver, ocurre con los alicaídos ratings de los envíos de San Tinelli.

Ahora bien, que ocurriría si Marcelo se percatara de esto, y decidiera redoblar la apuesta????

Sabido es que Marcelingui no come vidrio, y habiendo visto las reacciones de todos los integrantes de la organización frente al desatino de la limitada intelectualmente Jelinek, podría inferirse que todo lo ocurrido no es mas que... mas de lo mismo.

Que ocurriría si Marcelo, puesto sobre aviso sobre la merma en el rating, haya decidido achicharrar ficticiamente a Jelinek en una cama solar, haya inducido al jurado a denostarla luego de haberla salvado convenientemente y haya puesto al ejército felino a desparramar ponzoña sobre la fallida Karina Olga por unos mangos????

Mal no le fue, dado que en toda la semana no se habló de otra cosa en la tele...

Les dejo la inquietud...

Pensando en voz alta


Veamos, Marcelo Tinelli es indiscutiblemente el personaje mas famoso que de estos días, y sus productos, los mas rentables. Pero ocurre que Marcelo se ha encontrado con algo de su propia medicina...

Les explico, en Economía, existe una ley que se denomina la ley de rendimientos marginales decrecientes, que se inscribe en la teoría de la Utilidad, y dice lo siguiente, mas o menos:

Supongamos que estamos en pleno verano y hace un calor infernal (visualicen Buenos Aires al mediodía, el 10 de Enero). Debido al excesivo calor, me apetece tomar agua.

Pues bien, tomo un primer vaso de agua, y me siento un tanto satisfecho (ese primer vaso de agua me reporta un cierto grado de satisfacción o utilidad). Ahora, mi sed no ha sido saciada, por lo que mi necesidad de seguir tomando agua es creciente. Conforme tomo algunos vasos mas, la satisfacción que me genera el consumo de un nuevo vaso de agua (que primero era creciente) comienza a estabilizarse y luego a descender hasta anularse.

La misma lógica opera en los productos de Tinelli. Entendemos que nuestra necesidad de puterío televisado es creciente, porque siempre surgen nuevas cosas y eso renueva nuestra satisfacción frente al estímulo.

Ahora, advertidos los medios que la lógica Tinelliana era rentable también para ellos, comenzaron a reproducir el formato (entendiendo por formato a dos cosas: puterío televisado y concurso o reality).

La sobre exposición producida por diferentes concursos y por todos los programas que refritan el puterío hizo que todos los ratings aumentaran y todos comieran de San Tinelli.

Esa misma sobre exposición, si nos atenemos a la ley de rendimientos marginales decrecientes, es la que aburrió al público.

En conclusión, el público percibe menos satisfacción al ver los programas de Tinelli que la que percibía el año pasado, y por eso elige otras opciones. Digo, la repetición hasta el hartazgo de las mismas situaciones, las mismas caras, los mismos diálogos, las mismas preferencias, las mismas desigualdades, provocó lo inevitable, el hartazgo del público.

Por otro lado, pensemos que en los primeros envíos de Bailando o Patinando, la gente percibía que los famosos y los soñadores, al participar en el programa, se convertían en celebrities, o cuando menos, comenzaban a ocupar espacios mas importantes en el medio. En este sentido, sentían empatía por aquel que demostraba que a través del sacrificio, llegaba la consagración.

Hoy, luego de varios concursos pasados, la sensación es mas de descreimiento, que de satisfacción. Digo esto porque todos sabemos que alguien como Karina Jelinek NUNCA podría haber llegado tan lejos en un concurso si no fuera por las prevendas que recibe de la producción. O sea, el público deja de identificarse con el famoso, porque llega a la final por "arreglos" manifiestos y un tanto obscenos, algo que no ocurre mucho en la vida real. Digo esto, porque la secretaria del gerente puede hacerse de un departamento gracias a sus dotes mamatorias, pero nunca llegara a la Gerencia general, se entiende?

16 septiembre 2008

A los bolivianos


No le hagan el caldo gordo al Tío Sam, que viene por todos

Vergüenza Nacional

No te miro mas


Porque estoy harto de que hagas de la ignorancia y la estupidez un culto.

Porque estoy cansado de asistir a la consagración del tongo como forma de hacer televisión.

Porque me agoté de ver como por tres pelos de concha rifas tu rating a los cerdos.

Porque tus relaciones con el poder son igual a tus programas, una mierda.

Porque después de años de pelearme con todos los idiotas que te miraban, compre el formato de bailando y patinando creyendo que habías cambiado.

Por todo eso, no te miro más!!!!!!

Tilinga hasta la nausea

Que Karina Jelinek es una infradotada, lo sabemos todos. Que ha conseguido cimentar una ¿¿¿carrera??? en base a su papel de niña buena y su voluptuosa figura, combinada con una sugestiva estupidez que hace las delicias de todos los misóginos telúricos que sueñan con desvirgar a esta aparente púber que no llega a los 70 puntos del CI, no es ninguna novedad; ahora, que este mamaracho vomitivo, que sería arrastrada al Infierno del Dante y abandonada sion remedio al costado de Farinata y Cavalcante, o llevada a la horca en la época victoriana por el mismísimo Wilde, gobierne con su entrepierna los destinos del programa de televisión mas exitoso de la televisión de los últimos años, no hay derecho.

Tan bien la chupa???? o les hace precio a Marcelo y a todo el jurado en alegre bacanal tras bastidores????!!!!!!!

Por suerte, las afectadas de la noche, léase Sabrina Rojas y Sofía Zamolo, pusieron un poco de coto a esta desvergüenza televisada.

El jurado, que en la noche última arremetió contra ella por su falta de responsabilidad, en lugar de salvarla, debiera haberla castigado enviándola al teléfono; de modo que los televidentes enajenados como yo ( mas toda mi familia, amigos, conocidos, inclusive se indignó gente de otros países en solidaridad) la hubiésemos ajusticiado sin remedio en formato digital.

Lo vengo diciendo desde que comenzó el programa, Karina Jelinek es una costra maloliente, prostituta de cuarta, ignorante de mierda, que lo único que hace es tomarnos el pelo a todos los televidentes, mientras que permaneciendo en el certamen sube su cachet.

De Marcelo me ocuparé en el siguiente post.