“LA PATRIA MUCHACHISTA”
por Maria Elena Walsh
§ Se abrazan, se palmean,
§ Se pelean, se encaraman,
§ se jactan, se renuncian,
§ se acusan, se perdonan,
§ se castigan, se adulan,
§ se maldicen, se condenan,
§ se indultan, se desdicen,
§ se amenazan, se enrocan,
§ se respaldan, se traicionan,
§ se gastan, se descarten,
§ se reciclan.
Podríamos seguir parafraseando el poema de Oliverio Girondo para describirlos: son ellos, la patria muchachista, monótona en su deformidad. Muchachos porque no maduran, caricaturescos como un tango bailado entre cuchilleros. A veces se les va la mano y se les muere una adolescente que formaba parte de su juguetería. O en la ebriedad del poder nos amenaza por milésima vez con la pena de muerte y culpan de todos nuestros males al periodismo que los revela.
Timberos de alma, juegan a su santas madrecitas por un voto, tejen y destejen alianzas inverosímiles con el único fin de mantenerse atornillados al puesto conseguido. En el juego de asentar y acrecentar el poder se les va la vida... y se deteriora la nuestra y cantamos, con Pablo Milanes: “el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos”.
Censurados por la caterva de facto, estábamos como la parejita de viejitos de Quino, preguntándonos: ¿Nosotros que éramos?.
La democracia nos ayuda a recobrar la identidad, hasta que ahora nosotros nos preguntamos ¿nosotros qué somos?. Somos la gente, los Simpsons, los espectadores de un friso macabro, movedizo, tilingo hasta las náuseas. Somos niños viejos.
La Patria Muchachista no es sólo la que maneja el Estado, sino la que acapara los primeros planos de instituciones civiles.
La lucha salvaje por el poder modela sindicatos, clubes, consorcios, cooperadoras escolares, empresas, partidos políticos, federaciones de estudiantes, mafias financieras y academias de trucos.
En todas operan los buenos muchachos, el recambio es constante y las diferencia con el pasado inmediato es que ahora “parece una fiesta”. ¿.La fiesta de las ilusiones perdidas?.
Y ahora lo sabemos. No sabemos otra cosa, diría, porque el esfuerzo por figurar en todas las vidrieras -en la que escasean aquellos que no quieren colarse- es tan abrumador que nos impide concentrarnos en lo que no se ve. Tampoco carecemos de imaginación como para suponer que hay mucho más, bien guardado de nuestras insidiosas miradas. Los moralistas dicen que el mal ejemplo viene de arriba. Si es así, se ha infiltrado bastante, como las aguas contaminadas. ¿Será esa la corrupción residual de que nos hablan. ¿Se acabará un día? ¿Viviremos hasta poder pescar en el Riachuelo?.
Se aplica mucho el adjetivo light, este es el imperio de la pesada de patotas tan alevosas como impunes, todas ellas vinculadas por razones de amiguismo o política a los protagonistas del poder. Debemos saber que en este mundo, una rebelión individual es atenuada por falta de compañerismo, insolaridad, pecados de lesa muchachería.
El que no roba no solo es un gil, es bocón digno de escarmiento, como lo prueban los jueces , fiscales y periodistas castigados.
La complicidad masculina es monolítica, aunque padezca inocultables quebrantos y se manifiestan en cotidianos papelones.
Es la práctica de un erotismo de intereses y parecería que esta lujuria mafiosa -retribución de apoyos con empleos, discreción para delatar picardías ajenas, cobro de comisiones- fuera ingrediente indispensable de la democracia.
Sin embargo, muchachos, no es así.
Se equivocan por brutos, por inconscientes, por retrógrados. La patria no es un potrero donde se matonea, se patea y después se dan “piquitos”.
La patria somos la gente del llano, los Simpsons que emergen de la idiotizada contemplación y salen a pelear contra explotadores y mutantes.
Somos la “inmensa mayoría” como decía Juan Ramón Jiménez, dispersos, empobrecidos y sopapeados, pero no comemos vidrio.
Por el momento, nos une la perplejidad, ya que cada escándalo tapa a otro, sin dar tiempo a reaccionar.
Nos une el bochorno, la rabia y la indefensión. Y también, para qué negarlo, la curiosidad, madre del conocimiento. ¿Para qué quieren los muchachos tantos metros cuadrados, tantos billetes, tantos vehículos, tanta corbata de seda, tanto pasaje gratis, tanto de todo?.
Es mucho bulto para llevarlo al cementerio y allí no hay franquicia aduanera que valga. Es mucho bulto para la conciencia cuando esos bienes son arrebatados a terceros. ¿Qué conciencia?. En fin, la que algunos supimos conseguir.-
Y esa conciencia también nos dice que, además de victimas, somos responsables. La orgía dirigente es una generalizada tomadura de pelo, “el titeo”, como decían nuestros viejos.
Maria Elena Walsh
2 comentarios:
LA LESBIANA MACHISTA PLAGIÓ "EL TORTURADO" QUE LE ENVIÓ LA SANTAFESINA SARA ZAPATA VALEIJE (CON EL TIEMPO;SE CONVIRTIÓ EN GANADORA 2do. PUESTO DEL PREMIO CLARÍN DE NOVELA 2005),CONVIRTIÉNDOLO EN "LA PENA DE MUERTE".
MÁS DETALLES EN www.plagiodemariaelenawalsh.blogspot.com
Estimada María Alicia:
Entiendo tus motivaciones para realizar este comentario, y por eso no lo elimino.
Quiero decirte, de todos modos, que ser lesbiana no es en ningún modo un delito, no me parece que la manera de reivindicar a tu madre sea utilizar peyorativamente un termino que es motivo de orgullo para muchas personas.
Inclusive para mi, que soy homosexual declarado y que vivo rodeado de tortitas amigas que me hacen la vida mucho mas feliz.
En cuanto a María Elena, la admiro y respeto por su prosa, y por hacer de mi infancia un lugar maravilloso...
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