20 junio 2010

Feliz día del padre

de Perfil.com:

“No pude haber tenido un padre mejor”, dice Daniel, sentado en el living de su casa de Vicente López junto a su papá Luis, que lo adoptó hace seis años. Todo empezó hace nueve, cuando decidió que quería criar un hijo y comenzó a deambular por los juzgados hasta que un día conoció a Dani en un hogar. Le habían dicho que tenía seis años, pero al llegar le aseguraron que tenía diez; en ningún momento dudó, a pesar de las complicaciones que, le advirtieron, podría treaerle un chico de esa edad. Daniel había pasado por cuatro familias, pero ninguna quiso quedárselo, hasta que llegó Luis, un arquitecto homosexual que nunca ocultó su condición ante los jueces, a pesar de los prejuicios que, sabía, tendría que enfrentar.

“Nunca le mentí, pero me recomendaron que no diga las cosas cuando los chicos no quieren saber. Hay que dejar que los chicos pregunten, pero no se lo oculté. No traía minas ni llevaba una doble vida, para que él se diera cuenta que pasaba otra cosa”, señala Luis que estuvo en pareja cuatro años con Gustavo. La convivencia entre los tres fue armoniosa y aunque se separaron, Daniel se sigue viendo con Gustavo porque generaron una relación profunda y duradera. El chico de 16 años afirma: “Al principio me costó un poco lo de la sexualidad, porque no lo entendía, pero hablarlo con la psicopedagoga me ayudó y hoy me encantaría que mi papá pueda casarse, así además tendría dos papás”.

Daniel dice que hasta ahora nunca fue discriminado, ni por el entorno ni en la escuela ni por sus compañeros y amigos, pero sabe que algún día puede pasar y va a estar preparado. “Lo hablamos para que si alguna vez le dicen algo, no le afecte, pero nunca sentimos prejuicios, hasta ahora. Quiero desmitificar que un niño necesite un padre y una madre. No es que yo me convierto en madre, pero trato de cumplir con distintos roles. Alguna gente tiene pánico a eso. Creo que lo ideal es la armonía que logra cada familia con lo que tiene. Con respecto a los roles maternales, creo que somos un ejemplo de lo que pasa en muchos hogares, no somos la excepción. La lucha es para que todos tengamos los mismos derechos”, dice Luis, mientras prepara café en su casa cubierta por enormes ventanales y diseñada por él, impecable.

Daniel, hace pocos días, mandó una carta al Senado reclamando a los legisladores que aprueben la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, para que las parejas homosexuales puedan tener los mismos derechos que las heterosexuales. “Nosotros somos una familia, les guste o no a muchos, ésta es mi familia. Estoy orgulloso del padre que tengo”, finaliza la carta de Daniel Lezana, el apellido del padre, que lleva tras un año de ser su hijo.

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