Carta abierta a Cristina Fernandez

Hola Cristina,

Disculpe mi atrevimiento, le confieso que hubiese querido contactarme con usted en circunstancias mas gratas, pero creo que las horas que estamos viviendo me disparan todo tipo de sensaciones, por eso le escribo.

Quiero que sepa que usted siempre me pareció una mujer muy inteligente, muy punzante y con un razonamiento crítico francamente envidiable.

No se si por su condición de mujer, pero la realidad es que me cae usted mucho mejor que su señor esposo, aunque desde que usted está sentada en el sillón de Rivadavia, empezaron a hacerme ruido algunas cosas, y aquella simpatía pequeña, pero simpatía al fin, se me fue escurriendo, hasta sentir que usted no me gustaba ni un poquito.

No lo tome a mal, no quiero que esta misiva sea un pase de facturas de ningún modo, simplemente quiero que tenga claro que no soy admirador suyo, aunque respeto muchas de sus virtudes.

Quiero que sepa también que no me creo mucho el discurso del campo, siento que han salido a la ruta porque les tocaron el bolsillo mas de lo que querían, y siento también que el pueblo nunca les importó, y no les importa tampoco. Será que nunca tuve un cacho de tierra en el que plantar ni un carozo, pero siempre tuve la sensación de que el campo, junto con otras instituciones, siempre fueron reacios al diálogo y que cuando las cosas se les pusieron espesas, conspiraron contra la democracia, olvidándose del pueblo, de las instituciones y de la mar en coche.

Si me lo pregunta, siento que sí, que hay intereses creados que esperan su caída, y que trabajan activamente para "voltearla", muchos lo hacen solapadamente, y otros lo hacen a viva voz, como cuando dicen que usted y su marido son obstáculos para el campo, y cosas así.

Ahora bien, mas allá de todo lo que creo, me pasa que no logro comprenderla. Disculpe nuevamente, no quiero ofenderla, pero me pasa que cada vez que usted sale a comunicarse con nosotros, lo hace desde un lugar que me pone incómodo.

Le explico: Usted en sus alocuciones siempre hace referencia a los medios, como diferenciando buenos y malos, o habla de la soja, en una ponencia que intenta explicarnos como es el yuyo, para que sirve. Le agradezco su intención, me parece que su vocación por separar la paja del trigo es muy loable.

Pero, le ruego que no tome esto como una falta de respeto, no fue elegida para eso. Las personas que la votaron (yo no lo he hecho) no la votaron para que nos diga que leer, como interpretar las noticias, que medios son buenos y malos, o si la soja es un arbol perennifolio o un yuyo pequeño. Esa atribución que usted se toma, cada vez que se dirije a nosotros, le corresponde a las maestras de escuela, y no es una atribución del presidente.

La lectura que hago de sus apreciaciones, es que usted se erige en "maestrita ciruela" (disculpe el apelativo, no quiero ser maleducado) y no queda bien eso. Pero sabe porque no queda bien, porque da la sensación que usted nos subestima como pueblo, y por eso quiere deshasnarnos. Nótese que su subestimación es tal, que lo que parecía el reclamo de un sector, se ha transformado en un grito generalizado del pueblo de la nación. Propios y ajenos, progresitas y golpistas, coinciden en señalar que su negativa al diálogo es un desatino que un presidente no puede permitirse.

Usted me dirá, no voy a negociar bajo presión, probablemente tenga razón, pero las personas como yo, que viven de un sueldo y que no tienen campos ni dólares bajo el colchón, tenemos necesidades urgentes, y cada vez que vamos a hacer la compra, se nos estruja el corazón. Tenemos la necesidad de comer sano, y a buen precio. Tenemos la necesidad de seguir trabajando, y no angustiarnos por posibles suspensiones o despidos en el futuro a consecuencia de este parate general.

Entienda que la medida de imponer las retenciones móviles es anticonstitucional, porque los impuestos deben ser sancionados a través del congreso, y nunca a través de una resolución ministerial.

Yo soy uno de esos argentinos por los que usted dice preocuparse, y me siento completamente desvalido. Porque cuando veo que sus voceros son el Señor D´Elia, y sus ministros son los fernandez, o el Sr. De Vido, le juro que tiemblo.

Tiemblo porque viajo en colectivo, y a su secretario de transportes, el señor Jaime, poco le importa como viajamos los ciudadanos. Vivo en Mar del Plata, en donde los colectivos no tienen subsidios; durante la semana pasada se aprobó un aumento del boleto a $1,40. Se me dirá, no podés pagar $1,40?... si, claro que puedo, pero sabe la cantidad de gente que no va a podr seguir viajando?

Tiemblo porque su ministro de infraestructura, el señor de Vido, anunció con bombos y platillos la construcción de una estación ferroautomotora hace creo que un año, y todavía no se movió un ladrillo.

Tiemblo porque su secretario de comercio, miente obsenamente acerca de los precios, siendo que cada vez que voy al super, puedo comprar menos cosas. Sabía que muchos argentinos volvimos a comprar segundas marcas debido a la inflación? Sabe la cantidad de vecinitos de mi barrio que viven a polenta y fideos y que hace meses que no comen carne? Que comen una vez por día porque no hay plata para el almuerzo y la cena?

Por eso le pido, hable con nosotros. Habléle sinceramente a este pueblo que está cansado del maltrato, de sufrir, del desamor al que somos sometidos por nuestros representantes. No permita que creamos que usted es uno mas de ellos, y que a usted tampoco le importamos. Si la quieren voltear, diganoslo, hablenos claro. Somo un pueblo que ha sufrido mucho y que tiene que lamentar muchas muertes, vamos a saber comprenderla.

Olvídese de las afrentas y ofensas a las que se vió sometida en estos días. Siéntese con los señores del campo, no le pido que les de todas las de ganar, hágase respetar, pero pongáse a trabajar para encontrar soluciones conjuntas con ellos.

Si me permite un consejo, el señor D´Elia no la ayuda para nada. Es un agorero que movido por mucho resentimiento, pretende hacernos creer que nos representa, y si mi permite, y quiero ser enfático en esto, no representa a casi nadie.

Le da mis saludos a su señor esposo, pero pídale que sea mas cauto en sus declaraciones y en sus demostraciones de poder, porque tampoco la ayudan. No permita que sus representados piensen que el la lleva de las narices, no es bueno para usted ni para el, y ciertamente, tampoco para nosotros.

Le dejo un abrazo sincero, y espero que sus acciones como gobernante nos hagan sentir orgullosos, y que en adelante seamos un pueblo abierto al diálogo, y respetuoso de las instituciones. Le pido mil disculpas, espero no haberla ofendido.

Le auguro la mejor de las suertes, en la seguridad de que en tanto usted tome buenas decisiones, nos vamos a beneficiar todos.

Rezaré por usted para que Diosito la ilumine, y pueda tomar las mejores decisiones que nos incluyan a todos.

Ah! me olvidaba, no haga caso a los que hablan mal de usted por como se viste... lo hacen porque no saben argumentar y discutir como personas civilizadas. Es como dice un amiga mía, antes muerta que sencilla. Nada, un poco de humor para arrancarle una sonrisa.

Mis mas cordiales saludos,

Xules

PD: Si está a su alcance, reglamente el artículo 40 de la Constitución, ese que habla de las atribuciones delegadas por el poder legislativo al poder ejecutivo, creo que ahí está la madre del borrego. Si los poderes tuvieran las facultades que les confiere la constitución, este tipo de escenarios no serían posibles.