La participación de Adriana Aguirre en Cantando por un sueño, el ingreso de Sebastián Graviotto a Gran hermano y el intento suicidio de Silvia Suller han permitido la reaparición de una subcultura televisiva conocida como los mediáticos.
Todos los recordamos: Natalia y Samantha, Guido y Paulina, Jacobo y Silvia, entre otros, engalanaron las tardes argentinas durante los años 90. Fogoneados por el hábil Mauro Viale, secundado tímidamente por Chiche Gelblung, fueron apareciendo personajes de la talla del Larva, Malena Candelmo y su mama y el abogado con camisas Versace.
La apoteosis de este fenómeno ocurrió con la llegada de Zap, magazine bizarro conducido por un Marcelo Polino al que la cirugía aún no se le había asentado y que regó de estupidez la televisión. Los personajes se sucedían y las historias se mezclaban de modo infame, provocandonos una mezcla de risa y asco.
En estos días, y producto de una televisión con pocas ideas, otra vez nos encontramos con la pantalla plagada de reality shows (al igual que entonces) y este caldo de cultivo presagió el regreso de estos freaks.
Lo que me parece que difiere en este caso, es el comportamiento de la opinión pública respecto de estos fenómenos. Encontramos el paradigma en la intervención de Adriana Aguirre en Patinando.
Luego de su primera y desastrosa intervención, recorrió los canales llorando por su desgracia, junto con el inefable Ricardo García. El espectáculo que armaron, pensado para hacer unos mangos a cualquier costo y revitalizar aquellos éxitos, los dejó expuestos como dos personajes hambrientos de segundos de televisión y de un poco de cámara (recordemos la impecable bajada de caña de Rial en intrusos, cuando García peroraba obre el rating que le estaban dando al programa).
Lo que ocurrió fue el rechazo mas absoluto y el repudio hacia la figura de Aguirre, siendo expulsada del certamen de Tinelli. La gente no come mas la del conventillo tan evidentemente montado, y decide darles la espalda. Se pueden comer circos mejor actuados como el de Grasarena de ayer, desesperada por su fracaso en el teatro, pero lo de el matrimonio Aguirre-García fue too much.
Ahora bien, recuerden que en el próximo invierno veremos a Adrianita paseandose de nuevo en las pistas de... Bailando? seguramente con un García mas apocado o ausente. Tinelli no es sonzo, tiene escándalo asegurado y el matrimonio les sale dos mangos por mes.
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