La mediatarde de Carmen

Tengo que decirlo, aunque el mundo bloggeril me odie intensamente: Carmen Barbieri me parece una profesional excelente.
O sea, es una comediante genial, se defiende cantado, baila bien. Además probó ser sólida conduciendo.
Esperen, no me arrojen aun tomates y verduras varias. Ya se que su programa no lo mira ni Polino, y que ¿Quién es el jefe? tampoco fue muy visto, pero una cosa es el rating, el minuto a minuto y otra muy distinta es el talento.

Veamos, luego de hacer esta salvedad, hay que decir que Carmencita esta un poquito pishada, por no decir que se cree la reencarnación de Nini Marshall. Se pelea inútilmente con el fósil perimido que regentea a cuanto gato ande suelto, con el travesti de murga con cara de caballo (Zulma se pasó con la definición) y con cuanto minino de poca monta con aires de señora...

Carmencita, la gente te compró porque sos talentosa, y porque no te la creías. O sea una mina, que puede ser Nini en el escenario, pero que te da una mano para amasar la pizza el Sábado; una bailarina experimentada, pero también la vecina de al lado que te da la receta del lemon pie.

Te costó horrores volver a ser una figura, hace falta que te peleés con Reina, con Rucci, con... Volvé a las fuentes, a hacerte querer por tu talento que tenés de sobra.

Los otros, léase putas varias, fósiles y caras de caballo, necesitan de ese pasto porque están en oferta o liquidados, y entonces se juegan una fichita para sostener el kiosko y que no se les vaya a la mierda. Lo que los diferencia de vos, es que ellos no tienen talento, y ya nadie les cree... no les sigas los pasos, sería una pena.